Del libro "Jap Ji; El mensaje de Guru Nanak" escrito por Sant Kirpal Singh
Hay muchas clases de sonidos que van formando ecos y más ecos en las distintas regiones de la creación, y que, para mayor comprensión, pueden clasificarse en dos categorías:
1) Sonidos que provienen del lado izquierdo.
Estos sonidos son negativos y materiales que están conectados con las respectivas semillas de pasiones internas ya arraigadas, y el devoto, quiéralo o no, es atraído por estos sonidos. Si uno queda cautivado por cualquiera de estos cantos de sirena que vienen de la izquierda, puede verse lanzado a lo mas profundo de los abismos de la pasión con la que está relacionada ese sonido particular, pues tales sonidos dan un tirón que lleva hacia afuera y hacia abajo. En este triste situación, el trabajo de años no sirve de nada y queda en desventaja el alma peregrina. Por tanto, estos sonidos deben evitarse escrupulosamente, pues desvían del sendero espiritual.
2) También hay sonidos que proceden del lado derecho. Estos son sonidos de los planos espirituales, y por tanto de índole positiva y puramente espiritual, que producen un tirón característico hacia lo interno y hacia arriba.
Estas dos clases de sonidos son similares y tan parecidos entre sí, que difícilmente puede distinguirse uno del otro. Por tanto, Maulana Rumi nos previene que tengamos gran cuidado en diferenciar el tipo correcto de sonido, diciendo:
Hay sonidos de natura inferior parecidos a los superiores, sin embargo, producen un tirón hacia abajo y causan la ruina de aquellos que los escuchan.
Hay sonidos particulares que llevan hacia arriba y son cinco, como lo manifestaron varios santos, y se pueden percibir mediante Su benevolencia y hacer contacto con ellos en Su compañía. Dichos sonidos llevan en sí el efecto de los planos espirituales de los que proceden y a la vez producen melodías celestiales, cuyos acordes encantadores despersonalizan al alma, liberándola de las cadenas de la vida mundana.
Quien se acerca al fuego percibe calor, ya sea que lo haga con esa intención o no. De la misma manera, el sagrado Verbo o Naam, la melodía divina, no puede sino influir en ustedes cuando entran en contacto con él, aunque no lo deseen o lo hagan a tiempo o a desatiempo. El Poder de Dios no puede sino influir en ustedes, si llegan a entrar en contacto con El.
La música externa tiene un maravilloso efecto. sobre todos los seres vivientes. Elimina la dolorosa carga de los pesares y de las inquietudes que nos oprimen, bajo la cual gemimos incesantemente, y ahuyenta todos los pensamientos. Con sus tonadas melodiosas hace desaparecer la suciedad de la vida cotidiana y cautiva al alma; aleja a la mente del tumulto y alboroto del mundo objetivo; hace que la mente se concentre en forma natural: sin tener que recurrir a ningún método artificial. En verdad, la música siempre ha sido el arte de los santos.
¡Qué pasión no es capaz la música de incitar o mitigar!
Dryden
¡Qué maravilloso es el efecto de la música externa! ¿Cuál será entonces el encanto de la melodía divina? Esta tiene su propia fascinación inimitable; está exhuberante de esa vitalidad espiritual que lleva al ser humano sobre todos los dolores y males que la carne hereda. En momentos de tormenta y de tensión podemos armonizarnos con los sonidos internos y salir ilesos de los efectos punzantes de la vida mundana.
Estos sonidos espirituales son una ayuda en el sendero espiritual. Al momento de la iniciación, el Maestro competente da instrucciones completas sobre como asirse a ellos en la marcha progresiva hacia el reino espiritual más elevado. En esto se basa entonces la necesidad de un Alma Maestra, ya que El es el inspirador del divino Verbo, Hari Naam, en las profundidades de nuestra alma. Sin el Maestro, la eterna melodía sigue siendo siempre un misterio encubierto al que no hay acceso. Al ser El música personificada, cae dentro de Su competencia el manifestarla, hacerla audible y así conducirnos a la morada del Todopoderoso.
Un Gurmukh (Santo) puede liberar a millones
de almas con la vivificante influencia de Su impulso de vida (el Sagrado Verbo o Naam).
Sorath M.5